La oficina enferma

- Si es de tu interés este artículo, apoyanos compartiendo en tus redes sociales favoritas y de esa manera también incentivando a tus amigos que crees les pueda interesar a que nos lean.

La oficina enferma


Deficientes sistemas de ventilación, ruido excesivo, mala iluminación y falta de instalaciones decentes para almorzar hacen del lugar de trabajo un sitio peligroso.

Edificios herméticamente sellados fue la solución que se impuso en los Estados Unidos de los '70 para enfrentar la crisis energética que amenazaba con desangrar a las empresas de ese país. La idea era conservar el calor al interior de las oficinas y, de ese modo, reducir al máximo el consumo de petróleo de los sistemas de calefacción y aire acondicionado.

Edificios herméticamente sellados fue la solución que se impuso en los Estados Unidos de los '70 para enfrentar la crisis energética que amenazaba con desangrar a las empresas de ese país. La idea era conservar el calor al interior de las oficinas y, de ese modo, reducir al máximo el consumo de petróleo de los sistemas de calefacción y aire acondicionado.

La decisión fue desesperada, pero dio resultado. Los costos se redujeron drásticamente y, al poco andar, la mayoría de los oficinistas americanos trabajaba en verdaderas burbujas de aire reciclado.

La situación parecía óptima, hasta que la tragedia se desató en la ciudad de Filadelfia en 1976: 34 personas reunidas en un hotel de esa ciudad murieron víctimas de la bacteria legionella, incubada en los sistemas de ventilación del edificio.

La tragedia sirvió para que la Organización Mundial de la Salud acuñara el término Síndrome del Edificio Enfermo o Mal del Legionario - en esos momentos se desarrollaba en el hotel una convención de la Legión Americana- y para que las empresas actualizadas en materia de salud laboral comenzaran a reabrir sus ventanas y a salvar a sus empleados de una muerte lenta e imperceptible, atribuible en la mayoría de los casos al desconocimiento de algunas pautas simples y baratas de prevención.

Ventilación

El Decreto Supremo 594 sobre condiciones sanitarias y ambientales en los lugares de trabajo es el que dicta las pautas fundamentales que deben prevalecer en materias como ventilación, iluminación y servicios higiénicos en las fábricas y oficinas del país. Ordena, por ejemplo, que los lugares de trabajo se diseñen de modo que cada trabajador disponga de un volumen de aire igual o superior a 10 metros cúbicos y que, por cada 10 empleados, se disponga de un excusado, un lavatorio y una ducha.

Pero por encima de esas consideraciones - básicas, por lo demás- , es el autocuidado sumado a una que otra medida ingeniosa las que pueden ayudar a mejorar considerablemente las condiciones de trabajo, por escasos que sean los recursos de la fábrica u oficina.

Tal como advierte el jefe de Ergonomía de la Asociación Chilena de Seguridad, Víctor Córdova, si tan sólo se mantuvieran cerradas las cajas de las escalas de los edificios, podría evitarse en gran medida la infiltración del monóxido de carbono que sube desde los estacionamientos a las oficinas.

La concentración del dióxido de carbono que genera el metabolismo humano también podría moderarse si la ventilación de las oficinas se administra siguiendo ciertas pautas básicas. Se sabe que la concentración de CO2 es escasa durante las primeras horas de la mañana y que va increscendo en el transcurso de la tarde. Salta a la vista, entonces, la conveniencia de aprovechar las horas de colación - cuando se supone que las personas abandonan la oficina- para ventilar naturalmente las instalaciones y generar el cambio de aire que durante otras horas no se da.

Es recomendable, además, que las máquinas que operan con principios fotoeléctricos - impresoras láser y fotocopiadoras- se concentren un un sólo lugar de la oficina, ojalá en un sitio aislado y bien ventilado. No hay que olvidar que todos los artículos que trabajan con principios fotoeléctricos, incluidos los tubos fluorescentes, son agentes liberadores de gas ozono.

Bacterias

Hay que tener mucho ojo también con las bocas de salida del aire acondicionado. Cuando éste es central, por lo general no se limpia y adentro se puede encontrar cualquier cosa: pájaros muertos, ratones y bacterias de todo tipo y color. Uno se pone cerca de las bocas de salida y piensa 'qué agradable', pero es una inyección de bacterias, dice Mario Presti, especialista argentino en reciclaje y bioconstrucción que presentó al gobierno de ese país un proyecto que propone ahorrar un 50 por ciento de los gastos en obra pública, reciclando materiales y disminuyendo el impacto ambiental de las construcciones.

Tampoco hay que exagerar. Ningún empleado va a quedar ciego porque en su oficina existe mucha o poca luz, pero sí puede sufrir un cansancio visual que afectará la calidad de su trabajo.

Tal como advierte Córdova, la iluminación es la variable más importante en términos de confort y productividad en la oficina y, sin embargo, pocas organizaciones práctican las técnicas más básicas para manejar el efecto de la luz.

El subgerente de Medicina del Trabajo de la Mutual de la Cámara Chilena de la Construcción, Miguel Arana, sugiere que los tubos fluorescentes siempre se ubiquen en forma perpendicular respecto a los escritorios, para evitar el reflejo directo de la luz sobre las pantallas de los computadores; que las paredes siempre se pinten con colores claros y opacos - que no reflejen- y que la luz se distribuya uniformemente en cada dependencia. No hay que olvidar que las diferencias de luminosidad aumentan el trabajo de los músculos oculares, lo que acelera el cansancio visual entre las personas.

Organizaciones internacionales de salud también recomiendan que las personas se debieran mantener a una distancia superior a los 90 centímetros del costado o la parte posterior de los monitores, ya que los campos electromagnéticos de las pantallas que utilizan tubos de rayos catódicos constituyen un grave riesgo para la salud.

El ambiente térmico es otra variable que generalmente incomoda a los trabajadores. Según el manual de Ergonomía de Oficinas de la Asociación Chilena de Seguridad, una oficina térmicamente confortable es aquella en que el 80% de los ocupantes se encuentra en una sensación térmica neutra; es decir, sin frío ni calor.

Para lograrlo, se recomienda una temperatura ambiental promedio de entre 20 y 23 grados en invierno; entre 23 y 26 grados en verano; una diferencia de temperatura entre el piso y la cabeza menor a 5 grados y una humedad de entre 40%y 60%.

La incorporación de música a las jornadas de trabajo es otra práctica que más vale cuidar, ya que para muchos se transforma en una fuente de molestia cuando no se controla de manera eficiente. Es preferible, por ejemplo, la instalación de equipos de emisión ambientales en lugar de reproductores individuales en distintos puestos de trabajo y, segundo, la música siempre debe quedar en un segundo plano respecto al ruido de fondo.

¿Suma? Salta a la vista que más allá de las grandes inversiones, basta un poco de buena voluntad para limitar los peligros de trabajar.

La aspiración del casino
Dónde comer es una de las preguntas que más complican a los empleados cuyo sueldo no les permite ir a almorzar todos los días afuera del trabajo, pero que tampoco pueden llegar e instalarse con su colación en la misma oficina. En aquellos lugares donde se atiende público, por ejemplo, sería simplemente imposible.

Lo cierto es que, según el decreto supremo 594, todas las empresas tienen la obligación de disponer de un lugar para que sus empleados coman, lo que no significa que deban tener un casino. Se trata de un comedor fijo o móvil, que debe estar completamente aislado de las áreas de trabajo y de cualquier fuente de contaminación ambiental y debe ser reservado sólo para comer.

El comedor debe contar con mesas y sillas con cubierta lavable, sistemas que impidan el ingreso de vectores - roedores, insectos, etc- , agua potable, medio de refrigeración, cocinilla y lavaplatos.

Fuente: diario el mercurio 

No hay comentarios

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.